martes, 9 de abril de 2019

Los trios de Katarina Gurska, calientan una mañana desapacible en el patrimonio rehabilitado




Toledo, 7 de abril, una mañana de domingo  marcada por el frío y la lluvia; una iglesia abarrotada de gente impaciente; unos músicos nerviosos pero a la vez con ganas de compartir su sabiduría…

Un radiante primer movimiento abre el tercer concierto del VIII Ciclo de Música de Cámara en el Patrimonio Rehabilitado creando una atmósfera de silencio entre el público, anonadado por la fuerza y ligereza de la melodía interpretada por el piano, seguida por las dulces y cantábiles notas de la cuerda. Nos encontramos ante el Trío para violín, violonchelo y piano nº 1 op. 99 de Schubert interpretado por el Trío Napoli. Mencionar tanto su actividad camerística como los diversos premios obtenidos como solistas en concursos nacionales e internacionales.

La línea soñadora creada por el violonchelo al inicio del segundo movimiento no deja inadvertido a los asistentes, transportándoles a un mundo de tranquilidad y serenidad gracias a la sutileza empleada en su interpretación. Una melodía juguetona da paso al tercer movimiento. Breve, vivo, con toques humorísticos. Se establece un diálogo entre los diferentes instrumentos.

Una gran ovación cierra esta primera parte del concierto al escuchar el movimiento alegre y triunfal con el que Schubert concluye su Trío nº1. Los ágiles dedos del pianista recorriendo el teclado así como los movimientos de arco y pizzicatos del violín y violonchelo ponen de manifiesto que estamos ante una obra de un gran virtuosismo.

Tras un breve receso, los asistentes vuelven a tomar asiento dando comienzo la segunda parte. En este caso con el Trío nº1 op 63 del compositor alemán Schumann interpretado por el Trío Venusberg, destacando en su repertorio compositores como Debussy, Beethoven, Schubert y Schumann.

Acordes llenos, texturas densas, sonido grandioso,… son algunas de las características que hicieron vibrar los muros de la Iglesia de San Sebastián con la interpretación del primer movimiento.

Las continuas imitaciones a modo de conversación, así como el juego de la cuerda de perseguir al líder, en este caso el piano, mostrando sus habilidades técnicas a través de pasajes de escalas, hace entender esa ironía que predomina en este segundo movimiento.

La sensibilidad y dulzura con la que el Trío Venusberg interpretó el lamento del tercer movimiento es digno de mencionar. Al igual que la fuerza, energía y coraje con la que ejecutaron el cuarto y último movimiento poniendo de manifiesto, entre multitud de aplausos y halagos, la calidad de su actuación. 
 

Una vez más, el público tuvo el privilegio de poder escuchar y disfrutar de música de grandes compositores ejecutada por extraordinarios conjuntos de música de cámara,  volviendo a colgar el cartel de aforo completo.

Laura Rivera Castaño



Les esperamos en el siguiente concierto programado para el día 5 de mayo, en el que nos acompañara Francisco González Márquez (violín)



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